En medio del tiempo existe un espacio que no se describe ni percibe es solo un momento en el cual uno existe y no piensa más. Los sonidos vienen y van y uno mueve el cerebro lo más que pueda. Ese momento esta lleno de deseo, de entusiasmo, de euforia, de amor y odio. Secciones así de tiempo necesitamos para mantenernos vivos, para mantener el aire en nuestros pulmones, para sobrevivir. Fenómenos como este no nos deja duda de lo hermosa que es la vida y lo perfectos que estamos hechos, vemos nuestra creación llevada al máximo y tratamos de repetirla alzando la voz al aire y dejar que se pierda en oídos ajenos. Cada vez que vienen nuestro corazón se llena, nuestra vida absorbe luz y brilla al máximo. Nuesto cuerpo no lo controla y se mueve, no quiere detenerse, se mueve al compás del tiempo y el sonido.
Los días pasan sin llevarme a ningún lado. Trato de buscar y rebuscar en mis recuerdos momentos donde lo tenía todo claro. He revivido mi juventud en libros, canciones y amigos. Pero mi pasado tiene mucho por cobrarme. Muchas cosas buenas que solo abren más las heridas. Cómo poder sanar si nada pasa afuera. Cómo buscar crecer si no tengo rumbo. Paso mis días contando las horas y los minutos. Con objetivos mediocres sin sentido, sin nada que satisface mi habre de felicidad.
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