¿Cuántas veces nos hemos puesto a pensar si alguna vez hubiéramos dicho aquello, obrado de cierta forma, movido cierta pieza, tratado de diferente forma a cierta persona, escrito lo que venía del corazón (en ese preciso momento de nuestra vida), toda nuestra vida no sería la misma? No intento ver qué tan mala o buena hubiera sido aquella vida, me refiero a que aunque hubiera sido mejor, nunca lo será. Eso es el final, todas aquellas decisiones que tomamos con nuestra vida son eternas, nos acompañarán hasta la tumba. Todos los recuerdos que tenemos, también.
Me he puesto a pensar mucho sobre qué rayos puedo escribir en el último artículo de mi vida escolar y muchas ideas vinieron a mi mente. Recordar viejos tiempos tal vez; pero aquellos, no lo vivirían todos los que lean mi artículo, será un artículo "egoísta", como esos chistes que a veces cuentan y tú no lo entiendes porque solo los que lo contaron saben lo qué significa. Hacer un recuento de las cosas del colegio que dejaron huella en la mayoría de nosotros; como frases de tutores, bailes en clase de matemática (¿recuerdan a Lucho?), apodos a los profesores (pollo, goofy, sapito, rocotito, superman, etc, etc, etc.) o barras olímpicas que dejaron huella en nuestro corazón. Podría también escribir sobre las cosas que a pesar de mis esfuerzos otros fueron los vencedores, como nunca ganar Feria de Ciencias, nunca ganar una medalla estando titular, nunca haber hecho un día de skate en el colegio, lograr que mi artículo llege a Antígona sin ser horriblemente excluído después de un (micero) día expuesto, entre otros.
Pero me he dado cuenta que otros (que tal vez sí lleguen a Antígona) sabrán sacar provecho de sus memorias y podrán narrar con gran audacia cada anécdota escolar mejor que yo. Es por esto que mi artículo (y ruego a mi cerebro) pueda describir todo lo que alguna vez no pude demostrar, lo que alguna vez sentí pero nadie lo notó, lo que en este momento siento hacia mi Promoción.
Me he dado cuenta que la promoción es mi familia, en serio, no piensen que porque uso este cliché no tomo en serio lo que digo. He descubierto que para miu todos somos como hermanos, la mayoría nos conocemos desde hace 11 años y tengo el agrado de decir que he conocido a todos en la promoción y que a pesar que no paro con los 120, los guardo en mi memoria a cada uno.
Desde el principio he sentido el cariño de todos, y lo agradezco, recuerdo las tardes de biscicleta con Charles y Patrick en Miraflores, recuerdo el Nintendo 64 casi todos los sábados en la casa de Rodrigo Morón, recuerdo las tonterías que hacíamos Daniel, Roberto, Christopher y yo las tardes de verano; recuerdo con igual cariño a cada etapa de mi vida, a cada grupo de amigos que he tenido, todos para mí, son lo mejor.
Este año ha sido diferente en muchos sentidos. He hecho cosas que nunca pensé que las haría, he notado el esfuerzo de muchos por unirnos más, he conocido mejor a todos, etc. Pero una cosa fue la que marcó mi corazón para siempre. Puedo jurar que nunca me sentí tan feliz como el 25 de julio de este año. En ese día mi amor a la promoción creció a niveles insospechables, ese día pude ver que la promoción en realidad me consideraba de manera especial. Agradecería a cada uno que fue ese día a la casa de Yuri pero mi artículo sería aún más largo, pero sí agradeceré especialmente a Karen, Jimena y Verito por hacer lo que hicieron. Aunque les nazca una sonrisa por ver que algo tal vez tan superficial me haya conmocionado tanto, es la verdad, y doy gracias por haber hecho de este año el mejor.
Y es así como he intentado demostrarles el gran amor que me llevo a la tumba hacia mi promoción. Muchas cosas más quedan escribir y espero que cada uno las manifieste. No tengo idea de cómo finalizar este artículo de cierta forma para que por lo menos en el último bimestre pueda ser publicado en la Antígona, y dudo que lo logre, así que me quedaré con: "In the end, all you can hope for is the love you found that equalls the pain you've gone through*" ... y creo que encontré mucho más.
*Bones - Editors
PD: Mi artículo no sólo no fue publicado en Antígona sino que ni siquiera llegó a ser publicado en el mural de mi salón. Esa fue la razón para modificar mi discurso (publicado en Facebook). Mi discurso sí paso a Antígona... eso espero.
Me he puesto a pensar mucho sobre qué rayos puedo escribir en el último artículo de mi vida escolar y muchas ideas vinieron a mi mente. Recordar viejos tiempos tal vez; pero aquellos, no lo vivirían todos los que lean mi artículo, será un artículo "egoísta", como esos chistes que a veces cuentan y tú no lo entiendes porque solo los que lo contaron saben lo qué significa. Hacer un recuento de las cosas del colegio que dejaron huella en la mayoría de nosotros; como frases de tutores, bailes en clase de matemática (¿recuerdan a Lucho?), apodos a los profesores (pollo, goofy, sapito, rocotito, superman, etc, etc, etc.) o barras olímpicas que dejaron huella en nuestro corazón. Podría también escribir sobre las cosas que a pesar de mis esfuerzos otros fueron los vencedores, como nunca ganar Feria de Ciencias, nunca ganar una medalla estando titular, nunca haber hecho un día de skate en el colegio, lograr que mi artículo llege a Antígona sin ser horriblemente excluído después de un (micero) día expuesto, entre otros.
Pero me he dado cuenta que otros (que tal vez sí lleguen a Antígona) sabrán sacar provecho de sus memorias y podrán narrar con gran audacia cada anécdota escolar mejor que yo. Es por esto que mi artículo (y ruego a mi cerebro) pueda describir todo lo que alguna vez no pude demostrar, lo que alguna vez sentí pero nadie lo notó, lo que en este momento siento hacia mi Promoción.
Me he dado cuenta que la promoción es mi familia, en serio, no piensen que porque uso este cliché no tomo en serio lo que digo. He descubierto que para miu todos somos como hermanos, la mayoría nos conocemos desde hace 11 años y tengo el agrado de decir que he conocido a todos en la promoción y que a pesar que no paro con los 120, los guardo en mi memoria a cada uno.
Desde el principio he sentido el cariño de todos, y lo agradezco, recuerdo las tardes de biscicleta con Charles y Patrick en Miraflores, recuerdo el Nintendo 64 casi todos los sábados en la casa de Rodrigo Morón, recuerdo las tonterías que hacíamos Daniel, Roberto, Christopher y yo las tardes de verano; recuerdo con igual cariño a cada etapa de mi vida, a cada grupo de amigos que he tenido, todos para mí, son lo mejor.
Este año ha sido diferente en muchos sentidos. He hecho cosas que nunca pensé que las haría, he notado el esfuerzo de muchos por unirnos más, he conocido mejor a todos, etc. Pero una cosa fue la que marcó mi corazón para siempre. Puedo jurar que nunca me sentí tan feliz como el 25 de julio de este año. En ese día mi amor a la promoción creció a niveles insospechables, ese día pude ver que la promoción en realidad me consideraba de manera especial. Agradecería a cada uno que fue ese día a la casa de Yuri pero mi artículo sería aún más largo, pero sí agradeceré especialmente a Karen, Jimena y Verito por hacer lo que hicieron. Aunque les nazca una sonrisa por ver que algo tal vez tan superficial me haya conmocionado tanto, es la verdad, y doy gracias por haber hecho de este año el mejor.
Y es así como he intentado demostrarles el gran amor que me llevo a la tumba hacia mi promoción. Muchas cosas más quedan escribir y espero que cada uno las manifieste. No tengo idea de cómo finalizar este artículo de cierta forma para que por lo menos en el último bimestre pueda ser publicado en la Antígona, y dudo que lo logre, así que me quedaré con: "In the end, all you can hope for is the love you found that equalls the pain you've gone through*" ... y creo que encontré mucho más.
*Bones - Editors
PD: Mi artículo no sólo no fue publicado en Antígona sino que ni siquiera llegó a ser publicado en el mural de mi salón. Esa fue la razón para modificar mi discurso (publicado en Facebook). Mi discurso sí paso a Antígona... eso espero.
ala, se acaba el colegio y yo acabo el jueves.
ResponderEliminares increíble la gente que uno conoce, de verdad, hace que todo valga la pena.