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Como si fuera ayer

El día comenzó cuando me di cuenta que la cama se hizo demasiado grande para mi cuerpo, nada es igual en el mundo, menos en el mío. Miré al rededor y noté que había salido el sol, la luz atravesaba las cortinas gruesas y por la esquina de la puerta entraba un fuerte resplandor. Giré el cuerpo lentamente y tratando de no doblar la espalda. Tenía la garganta seca y sentía mi cabeza más pesada de lo normal. Me dirigí a la cocina, agarre el jarrón lleno de agua y la serví en el vaso más grande que pude encontrar. Mi padre había salido, no lo sentí salir, ¿se habrá despedido de mí en silencio? ¿Hace cuando no lo veo? ¿Es que nos estamos acostumbrando a esta situación?

Me siento en el escritorio con una taza de café, pienso en la noche que pasó. La noche que ha podido cambiar el rumbo de mis decisiones de ahora en adelante. No espero cambiar radicalmente, simplemente, trataré de buscar la mejor manera de ser yo mismo. El verdadero yo que busca una verdadera compañía, que busca verdaderos retos y que asume verdaderas responsabilidades. Ese hombre que todavía no se hace presente en mí y que muchos tienen miedo de buscar el suyo. La vida es corta y noches como la pasada me dejan desgastado y con una sensación de vacío. No tenía idea que podía pensar en estas cosas, me pregunto ¿qué cosas estaré dispuesto a hacer cuando me lo propongan?

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Los días pasan sin llevarme a ningún lado. Trato de buscar y rebuscar en mis recuerdos momentos donde lo tenía todo claro. He revivido mi juventud en libros, canciones y amigos. Pero mi pasado tiene mucho por cobrarme. Muchas cosas buenas que solo abren más las heridas.  Cómo poder sanar si nada pasa afuera. Cómo buscar crecer si no tengo rumbo. Paso mis días contando las horas y los minutos. Con objetivos mediocres sin sentido, sin nada que satisface mi habre de felicidad.

Sobre sueños y coincidencias

¿Qué tan difícil es controlarse? A veces creemos que cuando el momento llegue no nos dejaremos llevar y nos frenaremos a pensar dos veces las cosas y no tomaremos una decisión precipitada. Pero cuando es la hora de probar nuestra fuerza, nuestra voluntad se muestra débil y nuestros pensamientos vuelan por los cielos buscando sueños para creer. La noche anterior soñé y el sueño fue increíble. El viernes me desperté con ganas de sonreír y seguir soñando. La coincidencia de la cual me enteré horas después me dejó con una sensación extraña. Sé que no debemos buscar conexiones a eventos completamente independendientes, que la suerte no cambia y que hay muchas cosas en el exterior para analizar y que debemos aceptar la realidad tal y como viene, si lo que te gusta no es para ti debes ignorarlo, pero mi voluntad se hizo débil otra vez. ¿Qué hago ahora? El tiempo pasa demasiado lento cuando pienso en estas cosas y no quiero que el tiempo haga del vacío, un agujero inmenso en mí. La ven

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